marzo 03, 2015

Federico Laguna: “Los primeros pisapistas de Formigal fueron unos rulos metálicos llenos de arena y piedras”

Formigal celebra este año su 50 aniversario, y son pocos los que quedan de aquél equipo fundador. Entre ellos está

Formigal celebra este año su 50 aniversario, y son pocos los que quedan de aquél equipo fundador. Entre ellos está Federico Laguna, un abogado zaragozano que ahora tiene 77 años y que era de los más jóvenes de ese equipo que sentó las bases del actual Formigal. Es vecino de Sallent –el municipio a cuyos terrenos pertenece la estación-, donde se empadronó hace años, donde ha sido concejal y a donde pasa todos los fines de semana tras dejar su despacho zaragozano.
¿Cómo surgió la idea de poner en marcha una estación de esquí en Formigal?
La idea fue de los vecinos de Sallent. Allí había mucha tradición de esquí, desde que en 1912 llegaron los primeros esquís desde Francia. El carpintero del pueblo empezó a hacer esquís y todos los chavales esquiaban. Después de la guerra casi todos los campeones de esquí alpino y de fondo eran de Sallent. No tenían estación y, poco a poco fue calando esa idea de tenerla. Un núcleo de Zaragoza, capitaneado por Sainz de Baranda, que era consejero de la CAI, y en el que había abogados, ingenieros de telecomunicaciones, farmacéuticos y arquitectos, logramos sacar adelante el proyecto con ayuda de los vecinos. Estaba Pepe Parra, Ignacio Bosqued (farmacéutico), Teodoro Ríos (arquitecto), José Tricas, presidente de la Federación Aragonesa de Montañismo y Esqui, y yo mismo. Enlazamos con los vecinos de Sallent, capitaneados por el alcalde, Ángel Franca, por Antonio Fanlo de Casa del Reyno, que es ahora mi suegro, y por Juan Miguel Bergua.
¿Y cómo se consiguió financiar el proyecto?
Los vecinos no tenían medios. Se quería poner en marcha un telesquí y se hablaba de dos millones de pesetas. Nuestra sorpresa fue que cuando en el año 63 teníamos reunidos esos dos millones para hacer la sociedad, nos encontramos con que no costaba dos millones, sino seis. Finalmente la sociedad se constituyó en mayo del 64, cuando ya habíamos conseguido reunir los seis millones –suscritos por todos los vecinos de Sallent, todo el mundo tenía al menos una acción, que eran de 5.000 pesetas-, además de muchos montañeros de Aragón y varias empresas, como la constructora Parra.
El telesilla se terminó de instalar en diciembre del 64…
Sí, en primavera y verano de ese año se empezó a instalar el telesilla del Furco y a finales de diciembre se puso en marcha por primera vez, aunque hubo algunos fallos, unas veces funcionaba y otras no. Y se inauguró oficialmente el 5 de enero del 65, que es la fecha que conmemoramos el otro día en Formigal, con una bendición de las instalaciones a la que acudió el cura del pueblo y los vecinos de Sallent. Unos días después vino el ministro Fraga Iribarne.

Telesilla del Furco, fotos de 1964 y 1965 en las que se puede ver la finalización de la plataforma superior, la inauguración y bendición de las instalaciones (5 de enero de 1965) y la visita del ministro Fraga.
Telesilla del Furco, fotos de 1964 y 1965 en las que se puede ver la finalización de la plataforma superior, la inauguración y bendición de las instalaciones (5 de enero de 1965) y la visita del ministro Fraga.

La estación tenía entonces sólo 2 kilómetros esquiables…
Ahora ha pasado a 138 kilómetros y cuatro valles y llega hasta la misma frontera. Empezamos sin dinero y con préstamos de Ibercaja y así fuimos tirando durante los primeros diez años. Después ya llegó Ibercaja –yo seguí de consejero delegado y de director de la sociedad un tiempo- y finalmente la estación pasó a integrarse en Aramón. En esos primeros años nos ayudaron mucho desde la estación francesa de Tignes y una estación de Austria. Nos insistieron en que cada año teníamos que hacer algo nuevo y que teníamos que tener gente entre semana si queríamos que fuera rentable. En los primeros tiempos traíamos muchos grupos de ingleses en avión hasta Zaragoza y luego los trasladábamos a Formigal en autobús. Y allí alquilaban los equipos y aprendían a esquiar. Ahora creo que eso nos falta, hay muy poca gente entre semana en Formigal, y en otras como Candanchú, Astún o Cerler. Es un lujo esquiar con poca gente, pero me da pena verlas así.
Además de nuevas pistas, ¿qué más echaban de menos?
Sí, no teníamos máquinas pisapistas ni nada por el estilo. Los vecinos de Sallent salían con palas a quitar la nieve de la carretera para poder pasar. En Candanchú tenían la suerte de que les pisaban la nieve los militares, pero nosotros no teníamos esa posibilidad. Así que los primeros pisapistas de Formigal fueron unos rulos metálicos que ideamos en los que metíamos arena y piedras, podían tener unos dos metros de longitud, tenían unas guías delante y otras detrás y los llevaban entre dos profesores de esquí, uno delante y otro detrás, los dejaban deslizar. No se puede comparar el resultado con el de las actuales máquinas, pero se resolvía el problema.
Al Furco le siguieron los remontes del Cantal…
Sí, al año siguiente ya se compró un telesquí para la zona del Cantal, y luego otros telesillas, algunos muy malos y que hubo que cambiar después, hasta que, a los cinco o seis años, se instala ya la famosa telecabina que ha sido una seña identificativa de Formigal. Mientras tanto, también se fue construyendo el hotel Formigal. Allí no había nada, ni para tomarse un bocadillo. Se creó una sociedad paralela para las construcciones de la zona, el hotel, algunas viviendas…
¿Cambió mucho el pueblo y el valle con la creación de la estación?
Sallent era un pueblo de agricultores y ganaderos, pero la media podía ser tener 12 vacas y un campo de patatas. Tenía 400 o 500 habitantes y muchos se estaban marchando porque no tenían trabajo. A partir de la creación de Formigal en el valle de Tena ya no hubo paro y la zona se transformó completamente. Ahora es un pueblo turístico, con alrededor de 2.000 residentes, y un pueblo donde nacen muchos niños.
¿Cómo recuerda esos primeros días de esquí en Formigal?
Yo aprendí a esquiar en el 63 o 64, cuando me hice novio de mi mujer, que es de Sallent. Yo había ido a Candanchú una vez, y ella esquiaba desde pequeña y había ganado campeonatos igual que su hermano Mariano Fanlo  Así que aprendí con buenos maestros. Decían que para casarse con una sallentina había que lanzarse desde el Cantal, y así lo hice, claro. Así que me estrené en el esquí con la propia estación. Seguí recibiendo clases de otros profesores durante los primeros años.
Federico con su hijo y nietos
Federico con su hijo y nietos

Ahora esquía con sus nietos…
Sí, tengo tres nietos de 7, 9 y 11 años y es una gozada ir con ellos. Disfruto mucho con ellos en Formigal. La estación ha supuesto mucho para mi en todos los sentidos. Tuve dos hijos, pero el mayor murió allí, hace ya 25 años, a consecuencia de un alud. Era profesor de esquí y estaba marcando una carrera. Ese fue el pago que me hizo a mi la montaña. Pero tengo tres nietos, de 11, 9 y 7 años y sigo disfrutando mucho del esquí con ellos. Ahora nos vamos a ir unos días a Tignes toda la familia.
Además de esquiar, ¿qué otros deportes practica?
Intento estar activo. Todavía subo a algunos picos, sin escalar, pero aún subo algunos tresmiles, por la zona de Tebarray, los picos del Infierno y el Balaitus. Y me gusta ir a pescar, cultivar mi huerto… y seguiré esquiando, hasta que las piernas aguanten.