noviembre 26, 2014

José Barrabés: “Benasque es el Chamonix de España”

José Barrabés tiene 82 años. Es el iniciador de una de las grandes tiendas online de España, www.barrabes.com, especializada en

José Barrabés tiene 82 años. Es el iniciador de una de las grandes tiendas online de España, www.barrabes.com, especializada en material de escalada, esquí y montaña. Siguió los pasos que había comenzado a dar su padre, en un almacén de Benasque en el que se vendían desde zapatos hasta quesos, y supo convertirlo en un ecommerce que rápidamente traspasó fronteras y desembocó en un gran grupo empresarial dedicado al comercio electrónico, la consultoria y la edición de libros de montaña, entre otros negocios.  Barrabés.com está ahora en manos de sus tres hijos y espera que pase a las de sus ocho nietos.
Se considera un hombre feliz: “He procurado serlo y que los que estaban a mi alrededor fueran felices también” y un rebelde: “Yo quiero ser libre. No me gusta que me mande nadie”. Y está muy orgulloso de la trayectoria de sus hijos: “Da igual si están aquí o en Estados Unidos, hablamos todos los días”. Ya está jubilado pero no deja de acudir a la tienda del centro de Benasque día tras día.
¿No se cansa de trabajar?
No me canso, no. Tengo dos obligaciones diarias, bueno, tres. Me levanto pronto, y lo primero que quiero saber es cómo va el banco (risas), después quiero abrir la tienda, y por la noche quiero venir a cerrarla. Mi mujer, que ahora está enferma con un ictus, se pelea conmigo porque salgo tan tarde de casa. Aunque vivimos enfrente –dice señalando su casa, la tienda actual ocupa lo que fue el huerto de la vivienda- en invierno cuando cae la noche y hace tanto frío, ella se enfada cuando bajo, dice que me va a pasar algo. Pero luego se le pasa. En un negocio hay que estar siempre al frente, no te puedes despistar.
¿Cómo fueron los inicios de la tienda?
Pues es muy fácil. La familia lleva 90 años en Benasque, mi padre vino de un pueblo de aquí al lado. Y con mucho esfuerzo montó su primera tienda… hasta que llegó la guerra. Después todo quedó deshecho y había que vivir. Mi padre puso un bar, que estaba 18 horas abierto, y así empezamos. Y luego volvimos a lo que había hecho ya mi padre antes. En esa época había en la zona mucho pastor, mucho contrabandista… y se vendía calzado, y quesos y muchas más cosas. Era una tienda distinta a todas las que había. Por ejemplo vendíamos unos jerseys noruegos que no tenía nadie más en España, y pieles de oso, de leopardo, de toro, de guanaco… y luego pasamos a vender abrigos de visón, y un salchichón muy bueno de aquí, y una miel que no se encontraba en ningún otro sitio. Y mochilas, y piolets, y esquís… Muchos días a las doce de la noche aún estábamos montando esquís. Al principio ni sabíamos ni cómo hacerlo, tuvimos que aprender muchas cosas, y contratar a quien sabía. Y luego ya vino esta tienda de cinco plantas. Eso fue idea de mis dos hijos mayores, cuando me dijeron que querían ponerla yo ya tenía 65 años. Enfrente está una de las que tuvimos antes, que ahora es de otra marca y que gestiona uno de mis hijos.
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Una historia de esfuerzo…
Sí, por supuesto. Todo se ha hecho a base de esfuerzo y sacrificio. Eso hay que valorarlo, que ahora creo que no se valora mucho. Nadie regala nada. Aun recuerdo cuando vendimos el primer visón. No era fácil hacer una venta de cien mil pesetas de las de entonces. Y cuando llegó el momento de pagar se hizo con visa. Con aquel cacharro que había entonces para cobrar y que sólo permitía cobrar hasta 10.000 pesetas. Hubo que hacer diez recibos para cobrar el abrigo. Entonces de Barbastro para arriba solo teníamos la visa nosotros. Y nos cobraban el 6%. Después vendimos muchos más abrigos y poco a poco fuimos transformando la tienda en lo que es ahora.
En eso ya tuvieron mucho que ver sus hijos…
Mis hijos valen para esto. Se han preparado, han estudiado… y no los he dejado un minuto tranquilos (risas), eso tengo que reconocerlo. Estar aquí es una universidad, cada cliente es un mundo, aunque estemos en un pueblo tan pequeño puedes tener al lado a un catedrático o a un ministro, y a base de recibir una lección continua algo aprendes. Ellos siempre han visto que las cosas costaban un esfuerzo, que había que ofrecer lo mejor del mercado a los clientes y huir del dinero fácil, como ya me enseñó mi padre y como yo les enseño a mis nietos. Uno me preguntaba hace poco: “¿Cómo se te ocurrió hacer en Benasque una tienda de cinco plantas? Ha sido muy bonito todo lo que hemos hecho hasta llegar a tener las oficinas que ahora tenemos en Zaragoza, el gran almacén de Huesca y las tiendas por todo el mundo.
¿De quién fue la idea de empezar a vender por Internet?
Vino a verme el doctor Pascual, el físico que llevaba el Centro de Ciencias de Benasque, para enseñarles algo a mis hijos. Fueron a verle los dos mayores, Jose y Carlos, porque Arturo, el pequeño, estaba aún estudiando. Cuando llegaron estaban emocionados: “Esto va a cambiar el mundo”, “Esto es muy gordo”. Yo, que les conozco, pregunté: ¿Cuánto vamos a tener que invertir? Me dijeron que 500.000 pesetas y pensé: un millón, seguro. Y eso fue solo el principio. Después de confiar en unos y otros, finalmente fueron mis hijos los que se empezaron a ocupar de toda la gestión online. Empezamos a vender y todo era nuevo. A mi me preocupaba, invertías mucho y online no ves nada. Pero recuerdo el día que llegó un pedido de Japón, de 250.000 pesetas. ¡Los japoneses nos compraban! Estábamos como locos todos, eso no lo hubiéramos pensado nunca.
Las sorpresas no dejaron de llegar desde entonces…
Sí, llegaron muchas osas, como un día que recibo una llamada de Madrid: Que llaman los de Microsoft, me dicen. Y yo digo: ¿Quiénes son esos? (risas), no tenía ni idea. A ellos les pasaba algo parecido con nosotros: Querían venir y no sabían dónde estaba Benasque. Así que les dijimos que estábamos donde se acaba la carretera (risas). Y así fue como empezamos a vender a Estados Unidos y empezaron a salir muchos paquetes para allá, aunque luego llegaron algunos problemas también allí. Pero aguantamos y aquí estamos. Seguimos vendiendo mucho.
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¿A partir del salto al mundo online dejó la tienda en manos de sus hijos?
Hay que dejar las cosas en manos de la gente joven. Hace falta un timón serio y profesional. Y desde el primer día les dije que yo quería estar, pero en segunda línea. Los reuní a los tres y les di el 32% por ciento a cada uno y mi mujer y yo nos quedamos con el 5%. Ellos necesitaban su autonomía y eran muy capaces de conseguirlo. Y la prueba es que lo han hecho. El año pasado también dejé de ser presidente del grupo, les cedí también eso.
Pero aún tiene mucha guerra que dar en Benasque…
Yo soy de los que digo que Benasque aún está virgen. Benasque es el Chamonix de España. De los más de 70 tresmiles de España, el 80% están aquí. Esto es un paraíso para el montañero, para el esquiador, para todo el que quiera disfrutar de la naturaleza, de la nieve, del sol. Y hay mucho que hacer todavía, en Benasque y en todo el Pirineo. Si yo tuviera ahora veinte años seguiría igual de guerrero que cuando los tenía, no me cansaría. Hay que invertir, para que nada se haga viejo, ni cutre, hay que evolucionar siempre, estancarse nunca.
¿Qué mejoraría en el valle de Benasque?
Seguimos teniendo tan malas carreteras como en 1903. Ese tramo tan estrecho que hay que pasar para llegar a Benasque es de principios del siglo XX. Así seguimos. Es una vergüenza, no hay derecho. Este es el mejor valle de todo el Pirineo y los accesos son lamentables.