mayo 26, 2016

Una excursión en coche por el valle de Tena

Sallent de Gállego, Panticosa y su balneario, el pantano de Lanuza y el mirador de Hoz de Jaca –suspendido sobre

Sallent de Gállego, Panticosa y su balneario, el pantano de Lanuza y el mirador de Hoz de Jaca –suspendido sobre las aguas del pantano- son algunos de los lugares que no te puedes perder en una excursión por el valle de Tena. ¿Te apuntas?
A tan sólo tres kilómetros de Formigal está el embalse de Lanuza, donde verás el pueblo del mismo nombre –que ha vuelto a renacer tras años de abandono, tras el anuncio de que el pantano iba a cubrir por completo el pueblo, y donde se celebra cada mes de junio el festival Pirineos Sur sobre un escenario flotante-. Es un lugar de una belleza espectacular, con la peña Foratata (2.341 m) de fondo.

Terraza del casino de
Sallent de Gállego, en el valle de Tena

Un recorrido por las calles Lanuza permite entender el empeño de sus habitantes por recuperar el aspecto original del pueblo, con sus casas de piedra y sus tejados de pizarra en torno a la torre de la iglesia, que destaca sobre todas ellas. Algunas de esas casas se han convertido ahora en casas rurales, y, como el resto, mantienen viva la historia del lugar. Entre esos gruesos muros de piedra se trasluce la tristeza de quienes tuvieron que dejar un día sus casas, pero también el orgullo de quien ha logrado recuperar lo que siempre fue suyo, en un rincón pirenaico de inigualable belleza.
Casas de la calle Mayor del pueblo de Lanuza
Calle Mayor de Lanuza

A apenas dos kilómetros de allí está Sallent de Gállego –a donde puedes llegar caminando bordeando el pantano o, en coche, por la A-136-, la capital del valle de Tena, con una arquitectura similar a la de Lanuza, con estrechas y empinadas calles y algunos edificios muy interesantes, como el Ayuntamiento, el Casino o el puente medieval sobre el río Aguas Limpias. No te sorprendas si te encuentras con un gigante: se trata de la estatua del ‘Gigante de Sallent’, el habitante más famoso del pueblo,  que nació allí a finales del siglo XIX y que alcanzó los 2,29 metros de altura.
No dejes de darte un paseo por las calles de Panticosa. Para llegar a él desde Sallent, debes coger la carretera A-136, hasta el desvío que encontrarás poco después de pasar Escarrilla. Y por supuesto, no dejes de visitar su balneario, que ya era conocido en la época romana. Situado a 1.636 metros de altura y rodeado de picos de más de 3.000 metros, es un entorno que invita al relax pero también a las actividades al aire libre.
Otro pueblo que merece una visita es Hoz de Jaca. Debes volver a la A-136 y dirigirte hacia el sur, en dirección a Biescas. A la altura del embalse de Búbal, verás un desvío a la izquierda. La estrecha carretera –un precioso y sinuoso trayecto entre árboles- te llevará, bordeando el pantano, hasta lo alto del pueblo, a 1.270 metros de altura, donde podrás pasear entre viejas y nuevas casas de piedra al más puro estilo pirenaico. Lo más curioso de la visita está al final del pueblo. Tras dejar atrás las últimas casas, la carretera desemboca en una zona verde donde encontrarás el espectacular mirador, un balcón enrejado literalmente suspendido sobre el pantano –el suelo de rejilla no es apto para los que sufren de vértigo-. ¡Asómate si te atreves y disfruta de las vistas del valle de Tena!
Mirador de Hoz de Jaca con vistas al pantano de Lanuza, en el valle de Tena.
Vista del pantano de Bubal desde el mirador de Hoz de Jaca