enero 01, 2018

Consejos para mantener el estado de 'flow' en el esquí, para aprender a afrontar y superar el miedo

Patricia Villanueva es psicóloga experta en coaching deportivo y personal con una consulta abierta en el valle de Benasque, donde

Patricia Villanueva es psicóloga experta en coaching deportivo y personal con una consulta abierta en el valle de Benasque, donde vive ahora, aunque es natural de Teruel. Ella nos va a acompañar esta temporada para hablar de sus especialidades, la psicología y el coaching aplicado a la práctica del esquí y el snow. Aquí va su primer artículo, unas líneas para vivir la experiencia de la nieve y disfrutarla, para aumentar la confianza en ti mismo y superar los miedos:
El esquí como deporte tiene unas características psicológicas y emocionales que no tienen otros deportes. Cuando una bajada funciona puedes sentir la sensación de fluidez, de perfección, y dejarte llevar percibiendo que todo va salir bien. Sientes una claridad mental y física difícil de explicar. Sin embargo, existen otros momentos en los que todo se nubla, lo que iba bien empieza a torcerse y solo quieres terminar la pista para recuperarte, sobreponerte y comenzar de nuevo. Ese estado de “flow” desaparece mientras te preguntas ¿qué me pasa?, ¿por qué no atino a bajar como sé que puedo hacerlo? ¿Qué le pasa a mi cabeza, por qué se nubla de esta manera?
Muchas veces cuando nos “resurgen” estos pensamiento culpabilizamos a las condiciones externas (tiempo meteorológico, personas que se cruzan delante de ti cuando estás bajando una pista…), así como a culparnos a nosotros mismos porque no hemos mejorado o hemos perdido técnica y táctica con el tiempo o de repente empieza a aparecer una sensación de miedo que te impide avanzar… Mil pensamientos y sensaciones invaden nuestra mente auto-imponiéndonos limitaciones expresadas a nivel físico.
Los miedos y las tensiones son transferidos automáticamente al cuerpo en forma de tensión, rigidez y torpeza provocándonos el no poder desplazarnos con fluidez y tampoco ver con claridad el terreno.

¿Recuerdas lo extraño que te sentiste la primera vez que te pusiste esas botas de esquiar con esos largos esquís sobre tus pies? ¿Recuerdas lo asustado y fuera de control que estabas cuando intentabas bajar y moverte por una pista? Esta sensación de incertidumbre y de estar fuera de control es similar a la primera vez que te sientas sobre una bicicleta y quieres empezar a pedalear, son sensaciones “normales” al ser la primera vez que estás envuelto en una situación de “riesgo”.
El miedo es probablemente el mayor obstáculo para cualquier proceso de aprendizaje, es como una “fuerza represiva” que existe en nuestra mente. Aprender a afrontar y superar el miedo es uno de los grandes desafíos en el esquí. Como afirmó Jean-Claud Killy “, ganador de tres Medallas de Oro Olímpicas, “Sacar provecho de la montaña y de nosotros mismos es importante para ajustar psicológicamente las diferentes situaciones que enfrenta el esquí”.

Aumenta la confianza en ti mismo

Cuando percibes el miedo como algo insuperable, se convierte en un obstáculo para conseguir tus metas. Por ello, si empiezas a aumentar la confianza en ti mismo y comienzas a enfrentarte, mediante pequeñas acciones, a ese miedo que te paraliza cada vez que ves una pista de esquí “empinada”, las cosas cambiarán y por fin recomenzarás a disfrutar del verdadero ESQUÍ ALPINO.
¿Qué “acciones” puedes realizar para enfrentarte poco a poco a ese “miedo”?
1.- Pregúntate a ti mismo qué miedo o miedos te aparecen cada vez que te enfrentas, por ejemplo, a una bajada.
2.- Empieza a tomar pequeñas acciones que supongan un reto para ti.
3.- Cambia tu forma de actuar y pensar. Hasta ahora parece que tu foco de atención es “y ¿si me caigo? ¿si no sé frenar bien?, etc.”. No focalices tus pensamientos en lo positivo o lo negativo, cada paso que hagas será un nuevo aprendizaje y experiencia para ti.

“El talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad”. J. W. Goethe.
“El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos, los caballos”. Platón.