marzo 27, 2018

Escuela de esquí sin barreras, en Formigal

La Escuela de Esquí de Formigal fomenta el esquí sin barreras entre las personas con discapacidad


Acercar la montaña y la práctica deportiva del esquí a todo el mundo es uno de los objetivos de Aramón. Por eso, también las personas con algún tipo de discapacidad -ya sea física, psíquica o sensorial– tienen la posibilidad de esquiar en Formigal-Panticosa. Y pueden hacerlo sin necesidad de contar con equipo adaptado propio y sin que les resulte costoso. La estación hace un 50% de descuento en el precio del pase. Y la Escuela de esquí también en su proyecto Esquí sin Barreras, en el que incluye todo el material necesario.
El esquí es un deporte que se puede practicar con casi cualquier tipo y grado de discapacidad. Para ello se emplean materiales y recursos humanos diferentes en cada situación. El objetivo: que los esquiadores puedan moverse por las pistas de forma autónoma. Lo sabe bien Víctor Valladares, monitor de esquí y responsable del esquí adaptado en la Escuela de Esquí de Formigal, quien está empeñado en eliminar las barreras en la práctica del esquí y recuerda que entre el 8% y el 10% de la población española tiene algún tipo de discapacidad.
En Formigal hay cerca de 40 profesores que pueden dar clase a personas con discapacidades psíquicas, gracias a la labor de la Fundación Deporte Solidario, y de ellos 8 dan clase habitualmente a personas con distintas discapacidades.
Están especializados en el uso de los materiales necesarios para impartir estas clases:
Sillas. Cada lesión requiere un modelo de silla. Por eso hay tres modelos y diferentes tallas.
Estabilos. Son bastones adaptados con unos pequeños esquís en los extremos. Dan estabilidad y permiten girar. Dos esquís y dos estabilos proporcionan los cuatro puntos de apoyo en la nieve. Hay estabilos largos, para tres y cuatro huellas; y cortos, para esquí en silla.
Cuñeros. Instrumentos que se sujetan a las espátulas de los esquís, dándoles estabilidad e impidiendo que se crucen o se separen.
Andadores. Se diferencian de los utilizados para caminar en que las ruedas se sustituyen por pequeños esquís. Dan estabilidad.
Riendas. Cintas largas que sirven para girar o ayudar a frenar.
Intercomunicadores. Incluidos en los cascos del alumno con deficiencia visual para que pueda comunicarse de forma fluida con el profesor, gracias al megáfono que este porta en una mochila o riñonera.
Chalecos de advertencia. Son de colores llamativos y van rotulados para advertir al resto de esquiadores de la proximidad de un esquiador con dificultades visuales.
Estos son los distintos tipos de adaptaciones que se utilizan:

Mono-esquí

Para personas que esquían en posición sentada. El esquiador se acopla en un asiento moldeado sujeto a un soporte que va unido a un esquí y utiliza los dos estabilos que lleva en los brazos. Esta técnica es apta para personas con suficiente fuerza en la parte superior del cuerpo, con cierto equilibrio y movilidad de tronco. El diseño del monoesquí permite al esquiador la posibilidad de subir solo al telesilla y esquiar en pistas difíciles.

Dual-esquí

El esquiador se sienta en una silla de fibra de vidrio con dos esquís debajo, que proporcionan una base más ancha y mejor equilibrio que un mono-esquí. Esta práctica está recomendada para personas con distrofia muscular, parálisis cerebral, espina bífida, esclerosis múltiple, lesiones cerebrales, etc, a quienes permite esquiar de forma independiente con la ayuda de dos estabilos.

Kart-esquí

Este tipo de silla lleva dos esquís y se diferencia de las anteriores en que, en lugar de estabilos, se usan unas palancas que se controlan con los brazos, lo que permite esquiar en cuña o en paralelo. El esquiador debe estar siempre asistido por un profesor, y normalmente se utiliza en pistas verdes y azules de poca dificultad.

Tandem-esquí

Se utiliza para esquiar en posición sentada. Se trata de un asiento moldeado, sujeto a un soporte que va unido a un esquí y es ideal para personas con un alto nivel de dependencia, de cualquier peso o edad y que carecen de movilidad o fuerza en las extremidades inferiores y superiores,. El esquiador necesita en todo momento la atención de un profesor especializado que se sitúa en la parte posterior de la silla.

Cuatro huellas

Los esquiadores de cuatro huellas usan dos esquís y dos estabilos para los brazos. Dependiendo de su lesión, el esquiador puede usar además cuñeros para evitar el cruce de los esquís.
Pero el proyecto ‘Esquí Sin Barreras’ no contempla sólo la discapacidad física, sino también la sensorial o psíquica. Los esquiadores deben ir acompañados y/o guiados por un monitor utilizando palos, cuñeros y/o riendas, intercomunicadores, megáfonos y chalecos de advertencia.
Los esquiadores discapacitados tienen cada vez más posibilidades de deslizarse por la nieve de forma autónoma. «Las cosas han cambiado mucho desde la primera vez que vi como un chico ciego se quedaba sin poder esquiar en la estación de San Isidro con sus compañeros y me puse en marcha para intentar que  eso no volviera a pasar, ni allí ni en Formigal ni en ninguna otra estación», explica Valladares.
Hoy por hoy, cualquier persona con una discapacidad puede participar en cursos de la escuela de esquí de Formigal, de un solo día, o varios consecutivos, según su disponibilidad temporal, y tanto solos como en grupo, siempre con profesores capacitados y experimentados en esquí adaptado, para disfrutar de la estación a sus anchas y sin barreras.